A todos nos enseñaron en el colegio que zarparon del Puerto de Palos, que el 12 de octubre un vigía llamado Rodrigo de Triana gritó tierra a la vista y que reclamaron la conquista para los reyes católicos. Lo que no nos enseñaron hasta qué punto Colón orinó fuera del tiesto con sus desvaríos cartográficos a lo largo de 14 años y cuatro accidentados viajes. Ni las fake news de Aristóteles que se tragó la expedición de Magallanes y que los hizo creer que el estrecho era el único paso entre América y Terra Australis. Ni la hediondez insoportable de los hombres de Hernán Cortés que los indígenas sólo soportaban con el socorro de incienso.

¿Cuál era la probabilidad de que dos mundos evolucionaran por caminos separados, sin contacto alguno durante esos milenios que conforman el periodo de formación de civilizaciones? Casi, casi nula. Solo la increíble coincidencia de la loca geografía de Bering trastornada por una glaciación lo hizo posible.

Un relato irreverente de las grandes vacas sagradas de la era de las exploraciones, protagonistas de ese pasaje tan improbable de la historia humana que si algún día una inteligencia extraterrestre se contacta con nosotros alucinará con que algo así haya ocurrido.

Duración Taller: 3 sesiones de 1.5hrs cada una.